La Zumba

Este inicio de año tuve la oportunidad de aumentar un poco mi actividad física. Así que decidí variar mi rutina de tranquila caminata diaria por la mañana y añadirle algo más. No crean que es mi deseo natural hacerlo, la realidad es que el ginecólogo me dijo que la menopausia está muy cerca, los estrógenos se me están acabando y este puerquecito necesita una ayudadita extra.

Comencé intentando hacer gimnasio al menos 2 o 3 veces por semana. Así lo hice, me presenté con el instructor y le dije era una débil e inútil novata ¡uff! el hombre me vio con ojos de misericordia y comenzó a enseñarme a usar los aparatos. En serio, me sentí como los niños que no entienden las instrucciones del maestro. El instructor se dio cuenta que mi torpeza era en serio y pues siguió cumpliendo con su trabajo. Así que por algunas semanas persistí en mi propósito.

Mientras luchaba por encaramarme a los aparatos, no morir en el intento y asegurarme que nadie más se diera cuenta de mi incapacidad…escuchaba que del otro lado del gimnasio sonaba música a todo volumen, cambiaba de un género a otro y parecía que había un hábil dj del otro lado de la sala dirigiendo la mejor de las pachangas. En el área de fuerza todo era seriedad, cada quien en lo suyo, todos esforzados, algunos hasta con audífonos para que nadie les interrumpiese, pero cuando salía al pasillo en la sala del otro lado había muchas mujeres, había grupo, había ambiente ¡uh uh!

Mi esposo me dijo un día, deberías de ir a esa clase te haría bien, no sé por qué lo habrá dicho si por los kilos, los estrógenos o el mal humor, pero tomé en cuenta su sugerencia. Así que un día me armé de valor para ir, y ser la nueva de la zumba ¡jaja! Hacía mucho que no era la nueva en algo. Así que como hacen todos los nuevos, me ubiqué lo más atrás y cerca de la salida que pude, para poder salir rápido corriendo si era necesario 🙂

El primer día rápidamente algunas señoras muy amablemente se acercaron a saludar a la nueva o sea yo. Al comenzar la clase me di cuenta que no sería una tarea fácil para una persona con pobres habilidades psicomotoras como yo. Pero recordé que algunos expertos dicen es bueno para el cerebro, sacarlo de lo conocido, ponerlo a hacer cosas nuevas para activar las neuronas y cuantimás para alguien en la mediana edad, como esta premenopáusica que hoy escribe…

A pesar de las dificultades, en esa sala había ambiente, había alegría, había energía y eso me atrajo a seguir intentándolo. Pronto me percaté que había muchos tipos de música y canciones que en mi vida había escuchado, no soy el tipo de persona que asiste a fiestas o escucha la radio, así que mi repertorio musical comenzó a ampliarse, hasta el punto de sorprender a mi familia tarareando algunas canciones de moda 🙂

También me di cuenta que en mis clases de zumba había varios grupos de participantes. Las expertas, aquellas mujeres que ya se saben las coreografías y se sitúan al lado del maestro, por cierto son aquellas confiables de las que nos podemos copiar aquellas como yo que somos poco aptas. También se encuentra el grupo de las independientes, son aquellas que van a disfrutar la música pero hacen el ejercicio a su manera, ellas no siguen al maestro, ellas llevan su propia coreografía. Están las macheteras, ellas no tienen una habilidad natural para el baile o el deporte, pero quizá como yo quieren o necesitan estar ahí y hacen su esfuerzo con pasos poco coordinados o carentes de energía pero eso sí no faltan y completan sus rutinas con fidelidad.

Ahh y está Luci, así la llamaré para fines de este artículo. Ella es the best, perfection, la créme de la créme. Ella llega ya iniciada la clase y no importa en qué punto estemos, ella se incorpora a la perfección, entra y hasta nos hacemos a un lado para que quede a la diestra del profe. Se ubica en posición con su delgada, atlética y torneada figura, con una sonrisa simpática y amable, un outfit deportivo de ensueño y comienza a darnos una cátedra de zumba que parece una bailarina salida de su estudio de danza.

Me encanta ver a Luci, me causa admiración. trato de ubicarme en el lugar detrás de ella. Convenientemente para mi, ese lugar se encuentra en un punto ciego de los espejos en el salón. Es decir, la mayoría del tiempo no me reflejo a mí misma en el espejo, lo agradezco, pues si son ustedes capaces de imaginar una marmota gigante en shorts tratando de hacer zumba con movimientos toscos y torpes esa soy yo, ¡ah y añado con una cara de seria preocupación tratando de concentrarme en que mi pie izquierdo y mi brazo derecho se muevan en el momento correcto! ¡jajaja! Cuántos días me he reído con mi propio cerebro en mi clase de zumba.

Pero el día que casi me carcajeo en voz alta, fue el día que me percaté que gracias a estar en el punto ciego, pasé la mayor parte de la clase viendo el reflejo de Luci en el espejo. Ella haciendo su ejercicio con gracia y precisión, y yo atrás de ella pensando que la del espejo era yo…hasta qué un movimiento me hizo salir del punto ciego y descubrí una vez más a la torpe marmota güera gigante ¡ja ja ja!

¿Sabes? que bueno es intentar cosas nuevas, que bien le hace al cerebro, al cuerpo y al alma misma, situarse en escenarios distintos a los habituales pero que nos estimulan al aprendizaje y al desarrollo.

Una cosa te puedo asegurar, que todas las mujeres en esa sala reciben una gran dosis de alegría y diversión en su vida en esos 50 minutos que invierten ahí. Sobre todo yo, aunque regreso agotada y a veces un poco frustrada de no poder coordinar con precisión, esas risas en complicidad conmigo misma, la energía del grupo, lo vibrante de la música para mis sentidos y las nuevas conexiones que mis neuronas están haciendo son suficientes para intentarlo un día más.

No sé si la zumba vaya a ayudar a mis estrógenos a que no me abandonen tan pronto, pero lo que sí estoy segura es que me ayudarán a liberar endorfina necesaria para empezar mi mañana con alegría. Siempre habrá oportunidad de hacer cosas nuevas que nos hacen bien. No importa ser la nueva, no importa ser el torpe, no es necesario ser la mejor, no aspires a ser como…simplemente sigue disfrutando de la maravillosa capacidad de aprendizaje que tienes, experimenta, vive, dile Sí a lo que te hace bien. Así que….¿les veo en la zumba, en las pesas, en la natación, en el tejido, en la iglesia, en un nuevo curso o en el ajedrez? Donde sea que decidas, ¡Dale en 1, 2, 3!

  • La Cuarta transformación
    Esperaaaaa⛔️, no te vayas aún, estás leyendo bien pero no creas que he cambiado abruptamente de contenido en el blog. Simplemente pensé que este término podría ayudarme a expresar lo que está sucediendo en mi vida desde hace algunos años. No podría decirte exactamente cuando comenzó, solo recuerdo que aproximadamente a partir de mis 45Sigue leyendo «La Cuarta transformación»
  • INDIVIDUA
    necesitamos tiempos de quietud para recuperarnos a nosotras mismas y seguir adelante dándolo todo para lo que es realmente importante…
  • La Zumba
    Si tienes la oportunidad de hacer algo nuevo que te hace bien ¡tómala! No dejes que el miedo o la vergüenza te jueguen en contra…
  • La Danza de la Vida
    Hay una sinfonía que suena a nuestro alrededor indicándonos el momento de cambiar de movimiento…
  • Nuestra Gran Familia
    Hace poco conocí a parte mi gran familia extendida en Alvarado. Te comparto algo de los pensamientos que esta visita me provocó…

4 comentarios sobre “La Zumba

  1. Bendecido día🙏 escribe muy bonito 😍 FELICIDADES..he reído con la zumba..llore con la danza d la vida..y me hizo reflexionar .
    La FAMILIA….DIOS.me permita poder poner en práctica una décima parte d todo….sería maravilloso…me imagino q padre poder conocer o reencontrarse con alguna famila.🥳..FELICIDADES Pastora….GRACIAS..GRACIAS..

    Le gusta a 1 persona

Replica a Ma.luisa Cancelar la respuesta