Sueños Guajiros

Era una mañana cualquiera, los niños estaban en la escuela, mi esposo en el trabajo. Tocaba día de limpieza, así que me dispuse mentalmente a organizarme y comenzar con la indeseable tarea de lavar los baños.

En eso estaba, cuando decidí distraerme de mis quehaceres y checar las notificaciones del chat, específicamente del «Tibuchat», así denominamos a un grupo de whats app formado por las mujeres más cercanas de mi familia.

Al abrir el chat, aparecía la imagen de una de mis tías queridas corriendo por el Lago Michigan, durante un viaje de su fabuloso trabajo a Chicago. Ahí estaba mi tía corriendo, con su inmaculada y esbelta figura a sus 60 años, ejecutiva exitosa, deportista disciplinada…y acá estaba yo del otro lado del smarthphone, haciéndome mi «sueño guajiro» pensando en el día en que mis 3 retoños hubiesen completado su formación profesional y así pudiésemos usar nuestros recursos, para causas más gratificantes que pagar colegiaturas escolares.

Me ví a mí misma, con un vientre perfectamente restirado por la abdominoplastia, junto a mi amado trotando también por el Lago Michigan; él podría al fin, tener su mini cooper (como el que por cierto también tiene mi tía), ahí cabríamos perfectamente los dos y hasta espacio sobrante nos quedaría. Mi imaginación voló, una sonrisa se dibujó en mis labios… hasta que el agua cristalina del excusado -al que denominé Lago Titicaca por obvias razones, seguía esperando frente a mí, para ser sanitizado. Fue un duro golpe que me volvió a la realidad.

Lo más sensato que sentí hacer en ese momento, fue también enviar una foto al Tibuchat de mi propia jornada, en mi fabuloso trabajo. Los emoticones llorando de risa de las otras miembros del chat no se hicieron esperar. Empezamos entonces a hacer cuentas, de los años que aún faltaban para que mi «sueño guajiro» dejara de ser una fantasía y se convirtiera en algo factiblemente probable…faltaban al menos 18 ciclos escolares en ese entonces. Sí, mis tiempos aún se miden en ciclos escolares.

Más tarde, mi hermana se apareció en mi casa. Llegó justo a la hora en que preparaba la comida. Como el tema del día eran los «sueños guajiros», ella decidió que sería muy divertido hacerme un meme y compartirlo con nuestros amigos de fb, de hecho sí fue muy divertido. Al compartirlo, surgieron los comentarios de varias amigas identificándose con la imagen. Y entonces, una amiga comentó, faltan los sueños guajiros de las solteras: casarse y tener hijos. Otra de mis amigas, guapa, soltera, destacada profesional y dueña de un minicooper, comentó pero si tienes tus 3 hijos guapos, a lo que yo le respondí: pero tú tienes el mini.

Entendí el mensaje perfectamente: Todos tenemos nuestros sueños guajiros. En México, solemos utilizar esta expresión para denominar una fantasía o deseo, que es poco probable que podamos alcanzar. Así que, mi Lago Michigan, podía ser el MiniCooper de mi esposo, la boda de mi amiga soltera, el bebé de quien no ha podido quedar embarazada o el amor imposible de Agustín Lara…¿Queeé?, sí leíste bien ¡¡ja, ja, ja!! el gran compositor tuvo su propio sueño guajiro con una hermosa joven cubana que le robó el corazón.

Tan extensos como el Lago Michigan, son los múltiples sueños guajiros que en la vida adulta solemos hacernos. Esos maravillosos deseos, algunos incluso fantasiosos que tienen la capacidad de desconectarnos del presente e ilusionarnos con una realidad alterna.

Los sueños guajiros están bien para divertirnos por un momento, para reilusionarnos con el futuro y para darnos un respiro a nuestra rutinaria agenda. Quizá, algunos a los que aspiramos, puedan cristalizarse en el futuro. Pero, no permitamos que ellos nos roben la facultad de poder observar nuestro presente, apreciar lo que tenemos hoy al despertar, y disfrutar plenamente de las posibilidades que tenemos para ser felices.

Que nuestros brazos no se queden vacíos por la ausencia que puede significar el Lago Michigan. Llenémoslos en su lugar, de las magníficas bendiciones que tenemos delante: niños revoltosos, matrimonios imperfectos, trabajos demandantes, la «sin rutina» de la jubilación, compromisos familiares, carreras profesionales, estudios por completar, impaciente soltería, casa que limpiar, autos que pagar, amigos a los que hay que llamar, un cuerpo para cuidar, un espíritu que alimentar.

¡Abracemos nuestra realidad con un agradecimiento profundo a Dios! Cerremos por un momento nuestros ojos e ilusionémonos otra vez con aquellas miradas que nos observan en el día a día. Sí, cerrémoslos fuertemente y emocionémonos porque hay compromisos que cumplir, proyectos que completar, sensaciones que experimentar, actividades que realizar. ¡Tenemos vida!, a veces caótica, estresante, demandante, a veces incluso decepcionante…pero esa vida es tu bendición y probalemente sea el sueño guajiro de alguien más.

Y ¿nuestros sueños guajiros?, esos pongámoslos delante de Dios…Agustín Lara no pudo conquistar a su bella cubana, no sé si yo pueda un día siquiera trotar con una esbelta figura en el Lago Michigan. Lo que sí es seguro y podemos hacer, es darle hoy un fuerte abrazo, seguido de un intenso beso tronado a nuestro presente y decirle decididamente: Eres lo que he construido, estoy en paz contigo, lo recibo de parte de Dios, es hora de vivir este día como ¡¡si fuéramos al Lago Michigan!!

SUEÑO GUAJIRO

Duerme bajo la sombra del platanar
sueña con esa noche plenilunar…

Embriágate con esta luz…
aroma de carabalí…
y piensa en un amor
que nazca en Veracruz
y muera en Yumurí

Soñar mi reina del palmar
que dulce bienestar, que blanda
sensación

Soñar muy cerquita del mar
y con su espuma salpicar
nuestra canción

Hacer con su mejor vaivén
un canto caibarie
que te hable de mi pena

Morena linda que inspiró este son,
guajira que robo mi corazón

Agustín Lara

7 comentarios sobre “Sueños Guajiros

Replica a Adriela Cano Cancelar la respuesta