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¡Cambiemos la Estufa!

Tengo 14 años con la misma estufa, algunos quemadores ya no le funcionan, los números que indicaban los grados del horno ya se le borraron y las parrillas ya comienzan a oxidarse. Hace más o menos un año, que mi descontento con la estufa ha ido aumentando…el confinamiento me ha hecho estar más cerca de ella, y ahora cada día le encuentro nuevos defectos.

Hace unos meses, se me ocurrió ir a algunas tiendas departamentales para ver qué había en el mercado, y de paso checar precios. ¡Oh Dios, para qué fui! me quedé enganchada a unas nuevas, relucientes, modernas y preciosas estufas. Me di cuenta que las de ahora, traían parrillas de hierro forjado, temporizador, grill, calientaplatos, encendido electrónico y autolimpieza del horno, flamas inteligentes y ahorradoras de gas, unas hasta traían incluido ¡¡el termómetro para carnes en el horno!! Wow

Estaba ahí sumergida en el paraíso de las estufas, pero al checar los precios… regresé a mi terrenal realidad ja ja. En fin, regresé a mi casa, volví a mi cocina y desde ese día, me paso comparando mi estufa vieja con las estufas modernas. Cada día parezco alegrarme de que algo más se le descomponga para tener pretexto para cambiarla, auch eso se lee muy feo pero estoy tratando de ser completamente honesta.

Para mi muy mala suerte, uno de mis hijos descubrió que algunos quemadores aún le funcionan, si los encendemos manualmente…grrr. Una amiga un día me sugirió, quizá si te la desarmo y la limpio por dentro te funcione nuevamente, a lo que yo inmediatamente respondí ¡NOOO, por favor!, entiéndanme todos, lo que quiero en realidad es deshacerme de ella, digamos que estoy decidida a cambiarla en cuanto me sea posible…

Hoy precisamente, reflexionando un poco en mi actitud despiadada, superficial y desagradecida hacia mi vieja estufa, la comparé con la vida en pareja. Sin duda, con los años habrá cosas que no marchen tan bien como deseamos, el día a día, nos hace descubrir nuevos defectos y, pareciera que fuera de casa hay modelos novedosos y sin defectos, que hasta incluyen garantía extendida. Es así como día tras día, podemos ir pasando del descontento al menosprecio, de la desesperación de que las cosas no funcionen, al hartazgo…hasta que un día puede llegar ese último error o defecto que programa nuestra mente y voluntad para sólo una cosa: desechar el matrimonio.

Pero…¿y si quizá aún funciona, pero sólo necesita reparaciones?. Tal vez sea tiempo de revisar nuestra vida en pareja. Quizá, deberías escuchar el buen consejo del amigo que te anima a conservar en lugar de desechar, a lo mejor baste abrir los ojos un poco, para darse cuenta que lo que al principio funcionaba en automático, ahora requiere de más ingenio. Quizá para ti, es el momento de valorar los tantos años juntos, las cosas increíbles que han logrado haciendo equipo, esos recuerdos inolvidables que no se comparten a nadie más que a la pareja y que activan el agradecimiento.

Eso sí, una advertencia: nunca será una buena idea comparar a tu pareja. así que evita que tus ojos se enganchen a aquello que parece más lindo, más fácil, más nuevo… no permitas que lo externo te apantalle. Valora tu matrimonio, aprecia el camino recorrido y honra a quien te conoce como realmente eres.

El matrimonio no se desecha, no se malvende…el matrimonio se construye, se repara, se actualiza, se revisa, se protege pero sobre todo se agradece día con día.

Mi consejo para terminar: ¡cambiemos la estufa!-leíste bien Miguel si andas por aquí, ¡tiremos el microondas!, ¡regalemos el refrigerador a la abuela!, ¡deshagámonos del viejo televisor!…pero ama a tu pareja, pasa por alto algunos defectos, anímate a buscar al especialista para componer lo que está fallando, revisa otra vez el manual del usuario en busca de soluciones, trabaja en reparar y en volver a reparar. Y si acaso encuentras que tu corazón se ha llenado de descontento, decide transfórmalo en aprobación, si has alimentado el desprecio, intencionalmente procede a la honra, si tus pensamientos están llenos de hartazgo y desesperación, aliméntalos de serenidad, agradecimiento y reconciliación. Déjame decirte una verdad: Una vida en pareja funcional, demanda trabajo, pero vale mucho más de lo que cuesta la estufa, ¿o no?

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¡¡Ya era Navidad!!

20 de Diciembre, 2019

Después de un largo viaje en carretera de aproximadamente 24 horas, mi hermano mayor y su familia, habían llegado a casa de mis padres para pasar juntos nochebuena y año nuevo, hacía mucho que no habíamos tenido la oportunidad de compartir juntos, esas fechas. Mis padres, estaban felices de poder tener a sus nietas cerca, por algunos días.

Ante tal acontecimiento, mi hermana y yo, llegamos también a casa de mis papás para abrazarnos y empezar a disfrutar de su presencia. Apreciábamos el gran esfuerzo que hicieron por estar aquí esos días, no sólo el largo viaje, sino el esfuerzo económico y los ajustes laborales que realizaron para venir a visitarnos. Ese era el ambiente en la casa, estábamos alborotados, contentos, platicando, poniéndonos al día. Mi hermano y mi cuñada, siempre tienen el detalle de traer regalos para cada uno de la familia, así que nos empezaron a repartir a todos. Abríamos nuestros regalos con asombro, nos los medíamos a ver si nos quedaban. Mi papá estaba feliz con su suéter deportivo que le habían regalado, yo con mis lindas sandalias y así cada uno de nosotros. Luego nos pusimos a platicar, a reírnos de «nuestros recuerdos», de las anécdotas familiares, a burlarnos unos de otros…pero en eso, mi papá me tocó el brazo-debido a un evento cardiovascular que había enfrentado 18 meses atrás. sus habilidades de lenguaje se habían visto altamente disminuidas- cuando volteé, me señaló con su dedo índice, a cada uno de los que estábamos sentados en «ese momento» en la mesa: mi hermano, mi hermana, mi mamá, yo y él, en ese orden. Después que nos señaló, me mostró una gran sonrisa y volvió a indicarme lo mismo, con sus torpes intentos de expresión: aan, aan, aan, aan, an, esperando que yo pudiese descifrar su explicación…y ¡por supuesto que lo entendí!!

Mi papá se había dado cuenta que su mesa estaba completa, como hacía mucho que no lo estaba. Los últimos 18 meses habían sido duros para todos, pero sobre todo para él: problemas de salud, largas estancias hospitalarias, procedimientos médicos, noticias desesperanzadoras y la casi imposible oportunidad de recobrar su capacidad de expresión verbal-para un hombre hablantín, contador de chistes, ocurrente, cantador y elocuente, esta situación era el equivalente a perder las piernas para un corredor. Sin embargo, eso lo hizo más observador y en aquel momento, en ese día se dio cuenta antes que nadie, de cuán afortunados éramos de estar juntos en esa mesa los 5 otra vez.

Cuando mis hermanos se dieron cuenta que hablábamos algo entre él y yo, preguntaron qué pasaba y entonces, procedí a intentar contarles lo que mi papá estaba intentando comunicar. Pero al comenzar a decirlo, no podía hacerlo, pues un cúmulo de emociones enmarcadas por el agradecimiento. explotó dentro de mí y me sorprendí a mi misma, en lágrimas que no podía contener y en risas al mismo tiempo, por no poder controlarme para dar la explicación.

A mi hermana le pareció tan cómico que tomó su teléfono y empezó a hacer una transmisión en vivo de mi locura. Mi papá me veía y se reía, de pronto todos estábamos riendo y cuando por fin lo expliqué, mi papá y mi mamá me acompañaban con sus lágrimas. Mi hermosa sobrina, se conmovió tanto de vernos en ese estado de histeria ¡jaja! que espontáneamente se acercó a abrazarnos a cada uno para contenernos. Creo que es uno de los actos de empatía, más dulces que he experimentado en mi vida. Abrazó a sus abuelos y ellos disfrutaron plenamente de ese abrazo, también nos abrazó tiernamente a cada uno de nosotros, lo que me hizo sentir profundamente amada y agradecida.

Mi papá, sabiamente percibió ese día, que había llegado la navidad. ¿Sabes?, ese día no había pavo, esa mesa no tenía ni siquiera un mantel elegante, nuestra ropa era la cotidiana, mi papá estaba en sus pijamas pero en «ese momento» entendió que era un día especial: porque estábamos juntos. En «ese momento» los 5 coincidimos que éramos muy bendecidos por Dios por estar sentados en esa mesa.

Los meses anteriores habíamos estado varias veces «toreando» a la muerte, pero en ese momento pudimos unirnos en festejar la vida, en agradecer a Dios, en apreciar la familia, no fue necesario siquiera cerrar los ojos y hacer una oración formal, todos y cada uno asentimos y coincidimos en que ese era un momento preparado y regalado por Dios a nuestras vidas, había un gozo pleno, sereno y profundo en nuestro corazón.

21 de Diciembre, 2019

Mi papá amaneció en malas condiciones, le llevaron a revisión médica y decidieron hospitalizarlo, había sufrido un infarto al corazón, los siguientes días, estuvimos haciendo turno entre los 4 para atenderle en el hospital. La nochebuena y la navidad, la pasamos en el hospital…iba evolucionando bien, pero en la madrugada del día 27, luego de un infarto fulminante al corazón, dio su último suspiro.

Déjame terminar con esto, es mi oración que en este tiempo que vivimos y en los días que vienen, Dios pueda darnos el regalo de poder observar el mundo, como sólo un hombre, que sabiendo que sus días están contados, puede hacerlo: agradeciendo cada instante, interpretando los pequeños detalles y disfrutando lo más valioso.

Abre hoy tus ojos, mira bien a tu alrededor y quizá te des cuenta, que el día que más esperas, es ahora. Que la hora más valiosa es ésta, que la celebración más grande es la vida misma y los invitados más especiales son aquellos que te rodean. Abraza fuertemente a los que amas, embriágate con sus besos, cuenta a cada uno y agradece a gritos la mesa completa…pero, si ahora te toca una silla vacía, acaríciate con el recuerdo de haber vivido, de haber besado, de haber compartido, de haber reído y de por supuesto seguir amando, porque para eso, la ausencia nunca será un límite.

No vivas esperando la fecha del calendario, para…porque quizá el día es hoy, quizá el momento más sublime es éste, quizá el gran recuerdo lo estás escribiendo ahora…sólo pide a Dios sabiduría para que cuando lo vivas, puedas darte cuenta, respirar y sentir la gran euforia de la vida que te haga exclamar ¡¡Gracias Dios, por este momento!!

Les comparto el enlace del video por si quieren verlo: https://www.facebook.com/1517813421/videos/10220879656730688

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Área de Descanso

Nuestro hijo mayor, estaba iniciando su último año de estudios preparatorios. Como padres, estábamos ansiosos por conocer los planes profesionales de nuestro primogénito, para irnos preparando para la universidad. Al cuestionarle, nos fuimos percatando que diseñar un proyecto de vida y carrera, no sería nada sencillo.

Y empezamos a vislumbrar el gran abanico de posibilidades que pasaban por su mente: estudiaré nanotecnología ¡wow, eso sonaba muy sofisticado!, en unos meses su interés cambió abruptamente y ahora deseaba ser actor de teatro ¡madre mía!…al poco tiempo estaba considerando ser economista, pasando también por arquitectura, cine y medicina. Como padres estábamos igualmente confundidos, aunque deseosos al mismo tiempo de poder apoyarle.

Entonces decidimos, que era el momento de detenernos: en un área de descanso… ¿Has tomado esa estrategia alguna vez, en un largo viaje por carretera?, hay autopistas que disponen de cómodas y muy prácticas zonas, donde los viajeros pueden detenerse, suplir necesidades básicas y despejarse, para continuar con nuevas fuerzas el camino.

Entendíamos que algo de suma importancia para nuestro hijo, era tener claro el destino, para poder escoger su propia ruta. Como padres, habíamos observado en nuestro hijo, una carencia de destino, de propósito. Esto era algo que realmente nos preocupaba, como padres cristianos estamos convencidos que nuestro destino, propósito y sentido de realización, se definen a través de una conexión espiritual con Dios. Estábamos plenamente conscientes, que la espiritualidad de nuestro hijo estaba tan confusa, dudosa e incierta como su futuro profesional.

Por lo tanto, era el momento de detener el auto que prácticamente habíamos echado a andar con mucho ímpetu, hace algunos años ya. El auto no había parado ni un segundo, ya había pasado por maternal, preescolar, primaria, secundaria y le faltaban sus últimos metros de preparatoria…ese motor estaba listo para seguir avanzando, pero ahora se hacía necesario quitar el pie de ese acelerador, que tantas veces nos impidió admirar la maravilla del recorrido…decidimos que haríamos caso a la señal y nos detendríamos en un área de descanso. Después de todo, ¿de qué serviría mantener el gasto de energía y combustible, sólo impulsado por la inercia, si en realidad estaba avanzando sin destino?, ¿y si no había destino, cómo podría diseñarse una nueva ruta?

En nuestro caso, la decisión de parar con la escuela y en su lugar desarrrollar, un «año vocacional», significó nuestra Área de Descanso como familia.

Vocación es definido en el diccionario como: llamado o inspiración que una persona siente procedente de Dios para llevar una forma de vida/Inclinación o interés que una persona siente en su interior para dedicarse a un determinado trabajo.

En lugar de presionarle, hacia la elección de una profesión, invertimos el año que correspondería a su primer año universitario, a proveerle ciertos recursos y experiencias que le inspiraran a reconectarse con Dios y encontrar el propósito de su existencia como parte del plan de Dios para la humanidad. Por otro lado, también diseñamos una serie de estrategias de campo para que él pudiera tener contacto con algunos de sus intereses vocacionales, y así obtener un panorama más amplio de la vida y las profesiones.

Podemos compartirles que el experimento del «año vocacional» finalizó con éxito. Fue una inversión que hicimos como padres, de la cual estamos viendo frutos. Parte muy importante de este proceso, fue un entrenamiento transcultural cristiano de 3 meses, haciendo equipo con jóvenes de otras nacionalidades. Durante este tiempo de enseñanza, trabajo, diversión y disciplina, nuestro hijo se reconectó con Dios y al hacerlo encontró-como lo habíamos previsto, rumbo y propósito.

Después de eso, todo lo demás empezó a contribuir para que él pudiese tener los recursos para trazar su propia ruta. Fue un año de mucho aprendizaje, en el que intentamos mantenerle cercano a nosotros. Te comparto algunas de las experiencias que realizamos, por si son de ayuda a alguien que pase por una situación parecida:

  • Conseguimos entrevistas con 2 directores de Carrera, de distintas universidades que amablemente nos recibieron en sus despachos.
  • Trabajó de lavaplatos eventual, en una empresa dedicada a eventos y catering.
  • Acompañó a un médico especialista, durante su guardia nocturna en un hospital.
  • Trabajó como asistente administrativo en la oficina con su papá.
  • Realizó trabajos de construcción y cuidado de animales de la granja.
  • Acompañó a un Ing. Civil, durante sus inspecciones de Obras.
  • Nos acompañó a los viajes ministeriales que realizamos a zonas rurales y también a Cuba.
  • Viajó solo por primera vez.
  • Participó como actor en una obra de teatro musical.
  • Tomó cursos cortos de Fotografía en Cine, Iluminación, Canto, Ballet.
  • Estudió un nivel básico de Alemán.
  • Realizó servicio voluntario en iglesias y en un ministerio de niños en riesgo.

Con mucha oración, dirección y provisión de Dios, pudimos concluir ese año. No fue un año perdido, fue un año de madurez. El Área de Descanso, fue esa pausa que nos permitió bajarnos un momento del carro para hacer la transición. En el Área de Descanso, él pudo reubicarse en el Destino… y desde ahí, trazar la siguiente ruta, sí, su propia ruta; quizá diferente a la nuestra, pero compartiendo un Destino común.

El tiempo del «Área de Descanso» terminó, para cumplir su objetivo. Volvimos a subir al auto los tres, pero ahora, nosotros vamos en el asiento trasero. Las llaves se las entregamos a él, el volante está en sus manos, el mapa, se lo fuimos enseñando desde que era muy pequeño; la siguiente ruta, por fin, está decidida y ha sido trazada por él mismo. Nosotros aún no nos bajamos del auto, quizá nos toque hacerlo en la siguiente parada. Pero por el momento continuamos cerca, sólo para observarle, para alertarle cuando veamos algún peligro, para animarle cuando se esté aburriendo, para explicarle algunas de las señales. Ya llegó el tiempo, que la música del trayecto la elija él y nosotros la escuchemos. Estamos confiados, que esta ruta concluirá satisfactoriamente…después de todo, él sabe a dónde va y quiere ir a dónde va.

¿Sabes?, hay momentos en que hay que dejar de apretar tanto el acelerador y atreverse por un momento a apagar el motor. Dejar de escuchar ese ruido que distrae, e ir al Área de Descanso. No temas parar, a veces nos da mucho miedo detener a la vida, pero a veces es necesario para recuperarla. Es necesario reubicar el Destino y el propósito del viaje, para que seguir viajando tenga sentido.

Es necesario a veces diseñar nuevas rutas. Sí, el destino ya está decidido y es insustituible, pero las rutas, esas sí que pueden cambiar, y para eso es necesario parar, respirar, observar, ilusionarse y volver a trazar. Después de hacerlo, habrá que tomar las llaves y volver al auto, preparar la mejor play list para el camino, encender el motor y dejarse dirigir por la suave y certera voz de Dios. Es tiempo de poner manos firmes en el volante, y mirar al retrovisor sólo lo indispensable, pero mantener la mirada fija en el imponente horizonte, que nos recuerda que el Destino cada vez está un kilómetro más cerca. El Área de Descanso, nunca será un tiempo perdido, pero sí un tiempo necesario para… ¡¡volver a rodar!!

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Sueños Guajiros

Era una mañana cualquiera, los niños estaban en la escuela, mi esposo en el trabajo. Tocaba día de limpieza, así que me dispuse mentalmente a organizarme y comenzar con la indeseable tarea de lavar los baños.

En eso estaba, cuando decidí distraerme de mis quehaceres y checar las notificaciones del chat, específicamente del «Tibuchat», así denominamos a un grupo de whats app formado por las mujeres más cercanas de mi familia.

Al abrir el chat, aparecía la imagen de una de mis tías queridas corriendo por el Lago Michigan, durante un viaje de su fabuloso trabajo a Chicago. Ahí estaba mi tía corriendo, con su inmaculada y esbelta figura a sus 60 años, ejecutiva exitosa, deportista disciplinada…y acá estaba yo del otro lado del smarthphone, haciéndome mi «sueño guajiro» pensando en el día en que mis 3 retoños hubiesen completado su formación profesional y así pudiésemos usar nuestros recursos, para causas más gratificantes que pagar colegiaturas escolares.

Me ví a mí misma, con un vientre perfectamente restirado por la abdominoplastia, junto a mi amado trotando también por el Lago Michigan; él podría al fin, tener su mini cooper (como el que por cierto también tiene mi tía), ahí cabríamos perfectamente los dos y hasta espacio sobrante nos quedaría. Mi imaginación voló, una sonrisa se dibujó en mis labios… hasta que el agua cristalina del excusado -al que denominé Lago Titicaca por obvias razones, seguía esperando frente a mí, para ser sanitizado. Fue un duro golpe que me volvió a la realidad.

Lo más sensato que sentí hacer en ese momento, fue también enviar una foto al Tibuchat de mi propia jornada, en mi fabuloso trabajo. Los emoticones llorando de risa de las otras miembros del chat no se hicieron esperar. Empezamos entonces a hacer cuentas, de los años que aún faltaban para que mi «sueño guajiro» dejara de ser una fantasía y se convirtiera en algo factiblemente probable…faltaban al menos 18 ciclos escolares en ese entonces. Sí, mis tiempos aún se miden en ciclos escolares.

Más tarde, mi hermana se apareció en mi casa. Llegó justo a la hora en que preparaba la comida. Como el tema del día eran los «sueños guajiros», ella decidió que sería muy divertido hacerme un meme y compartirlo con nuestros amigos de fb, de hecho sí fue muy divertido. Al compartirlo, surgieron los comentarios de varias amigas identificándose con la imagen. Y entonces, una amiga comentó, faltan los sueños guajiros de las solteras: casarse y tener hijos. Otra de mis amigas, guapa, soltera, destacada profesional y dueña de un minicooper, comentó pero si tienes tus 3 hijos guapos, a lo que yo le respondí: pero tú tienes el mini.

Entendí el mensaje perfectamente: Todos tenemos nuestros sueños guajiros. En México, solemos utilizar esta expresión para denominar una fantasía o deseo, que es poco probable que podamos alcanzar. Así que, mi Lago Michigan, podía ser el MiniCooper de mi esposo, la boda de mi amiga soltera, el bebé de quien no ha podido quedar embarazada o el amor imposible de Agustín Lara…¿Queeé?, sí leíste bien ¡¡ja, ja, ja!! el gran compositor tuvo su propio sueño guajiro con una hermosa joven cubana que le robó el corazón.

Tan extensos como el Lago Michigan, son los múltiples sueños guajiros que en la vida adulta solemos hacernos. Esos maravillosos deseos, algunos incluso fantasiosos que tienen la capacidad de desconectarnos del presente e ilusionarnos con una realidad alterna.

Los sueños guajiros están bien para divertirnos por un momento, para reilusionarnos con el futuro y para darnos un respiro a nuestra rutinaria agenda. Quizá, algunos a los que aspiramos, puedan cristalizarse en el futuro. Pero, no permitamos que ellos nos roben la facultad de poder observar nuestro presente, apreciar lo que tenemos hoy al despertar, y disfrutar plenamente de las posibilidades que tenemos para ser felices.

Que nuestros brazos no se queden vacíos por la ausencia que puede significar el Lago Michigan. Llenémoslos en su lugar, de las magníficas bendiciones que tenemos delante: niños revoltosos, matrimonios imperfectos, trabajos demandantes, la «sin rutina» de la jubilación, compromisos familiares, carreras profesionales, estudios por completar, impaciente soltería, casa que limpiar, autos que pagar, amigos a los que hay que llamar, un cuerpo para cuidar, un espíritu que alimentar.

¡Abracemos nuestra realidad con un agradecimiento profundo a Dios! Cerremos por un momento nuestros ojos e ilusionémonos otra vez con aquellas miradas que nos observan en el día a día. Sí, cerrémoslos fuertemente y emocionémonos porque hay compromisos que cumplir, proyectos que completar, sensaciones que experimentar, actividades que realizar. ¡Tenemos vida!, a veces caótica, estresante, demandante, a veces incluso decepcionante…pero esa vida es tu bendición y probalemente sea el sueño guajiro de alguien más.

Y ¿nuestros sueños guajiros?, esos pongámoslos delante de Dios…Agustín Lara no pudo conquistar a su bella cubana, no sé si yo pueda un día siquiera trotar con una esbelta figura en el Lago Michigan. Lo que sí es seguro y podemos hacer, es darle hoy un fuerte abrazo, seguido de un intenso beso tronado a nuestro presente y decirle decididamente: Eres lo que he construido, estoy en paz contigo, lo recibo de parte de Dios, es hora de vivir este día como ¡¡si fuéramos al Lago Michigan!!

SUEÑO GUAJIRO

Duerme bajo la sombra del platanar
sueña con esa noche plenilunar…

Embriágate con esta luz…
aroma de carabalí…
y piensa en un amor
que nazca en Veracruz
y muera en Yumurí

Soñar mi reina del palmar
que dulce bienestar, que blanda
sensación

Soñar muy cerquita del mar
y con su espuma salpicar
nuestra canción

Hacer con su mejor vaivén
un canto caibarie
que te hable de mi pena

Morena linda que inspiró este son,
guajira que robo mi corazón

Agustín Lara

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Mi primera entrada de blog

Comencemos con…

El Post «Mágico»

Estoy aquí, comenzando esta aventura de crear un Blog personal, gracias a una de las tantas publicaciones que suelo hacer en facebook reflexionando acerca de la vida, su cotidianidad y la familia. Como en muchas otras ocasiones publiqué una reflexión acerca de la paternidad, inspirada en parte, por una foto que capturaba el recuerdo que detonó el tema de la publicación.

Como por arte de magia, el post comenzó a fluir por la red social con una velocidad inusitada para mi. Podríamos decir que se convirtió en un divertido fenómeno familiar y en la cotilla de mis chats más cercanos de whats app.

Mis amigas y familiares me dijeron: es hora que te lo tomes en serio e inicies tu blog para seguir escribiendo y compartiendo con la audiencia.

En respuesta al Post «Mágico» aquí estoy, espero seguir documentando los múltiples pensamientos y enseñanzas que vienen a mi alma y espíritu al contemplar y transitar esta maravillosa y mágica vida.

La Cuarta transformación

Esperaaaaa⛔️, no te vayas aún, estás leyendo bien pero no creas que he cambiado abruptamente de contenido en el blog. Simplemente pensé que este término podría ayudarme a expresar lo que está sucediendo en mi vida desde hace algunos años.

No podría decirte exactamente cuando comenzó, solo recuerdo que aproximadamente a partir de mis 45 años, el ginecólogo empezó a advertirme que estaba comenzado la cuarta transformación; en realidad él le llamó perimenopausia🫠.

Así es, oficialmente soy una perimenopáusica. Cada día la menopausia está más cerca de llegar a mi vida, en otras palabras estoy gastando los últimos óvulos que quedan en mi cartera, pero tampoco valen tanto ya, pues dice el ginecólogo que los últimos son de baja calidad, o sea están viejos…😵‍💫

Le llamo la cuarta transformación, porque ya he pasado por otras durante mis 48 años… Mi primera transformación fue de una bebé regordeta a una niña platicadora, sociable y sonriente, podría decir que fue un cambio natural, no tuve que aprender nada; solo dependía de mis padres, ellos se encargaron de mantenerme con vida cuando era una bebé incapaz de cuidarse a sí misma y de estimular mi crecimiento para que alcanzara los hitos de la infancia-excepto andar en patines y bicicleta, esos nos lo saltamos.😊

Mi segunda transformación fue de niña a adolescente, para esa sí me prepararon más, parece que el mundo alrededor mío sabía que algo grande venía. Me advirtieron en la escuela que una tormenta de cambios estaba por suceder, en mi iglesia nos daban clases acerca del desarrollo, mi mamá me compraba libros para que aprendiera a entender que esa segunda transformación me cambiaría para siempre. Aún recuerdo como un día de repente mis pechos comenzaron a sentirse adoloridos y brotó el botón mamario, se supone que de ahí me convertiría en una mujer voluptuosa como las de los anuncios de brassiere-esa parte también me la salté🥺….la adolescencia es bastante dramática sobre todo para nosotras las mujeres, nos invade el pavor de que nuestro primer período nos llegue en público a la vista de todos, como algunas de las historias de terror que nos contábamos entre chicas. ¡Cómo olvidar esos años de transición!, en los cuales la ropa no se te acomoda, las facciones se hacen toscas, el cabello te cambia, los olores despiadados se apoderan de ti y las emociones fluctúan sin que entendamos el por qué.😫

Mi tercera transformación de joven a madre…cuando pensé que ya estaba más en control de mi vida, estabilidad en mi cuerpo y mis hormonas eran más predecibles. Ah, pues decidí libre, voluntaria y gustosamente convertirme en madre, ¡¡ay Dios mío querido!! según yo leí, me preparé, observé, pero lo que vino a mi cuerpo no fue una tormenta, fue una avalancha descomunal. Me costó reconocer a mi nueva yo, me inflé como un globo a punto de explotar, engordé desde la cabeza hasta la planta de los pies de Pedro Picapiedra, mi abdomen se marcó como nunca antes…pero de odiosas estrías, parecía que había luchado cuerpo a cuerpo con un tigre y que sus garras arañaron mi panza y mis muslos🥴. Pero eso, solo era el inicio: mi sentido de alerta se despertó, ahora era capaz de detectar peligros en todos lados y a cualquier hora, mi piel se volvió más flácida, el pelo se me cayó y mis pequeñas chichis, hicieron una tarea extraordinaria al llenarse de leche, agrietarse, expandirse al máximo de su capacidad y dejarme con un maravilloso aroma a queso fresco por las mañanas. Esta transición, la fui experimentando poco a poco: caótica y tierna, desafiante y gratificante. Con mis 3 cachorros fui mudando poco a poco, más mujer, más mamá-la parte de la mamá organizada y en control también me la salté.😎

Y entonces, ya que me estaba acomodando y empezando a disfrutar la nueva autonomía de mis hijos mayores, me dice el ginecólogo que estoy encaminándome a mi cuarta transformación…Así que, llevo unos años ya en este proceso de experimentar esta transformación, cuya trascendencia la hace parecer dispuesta a acabar con lo que conocía de mi😭

¿Sabes?, es el tema de conversación entre mis contemporáneas, nos reunimos para llorar juntas porque ahora engordamos sin el pretexto de un embarazo, algunas de mis amigas están luchando con el insomnio, ya casi no queremos salir a la calle sin lentes ni abanico, nos hemos vuelto un poco intolerantes y nos damos tips mutuamente sobre lo que vamos descubriendo para detener los sofocos, la ansiedad,  bajar de peso y mantener la libido. Sí, 😬el estrógeno nos ha dado la espalda, como un mal hombre que traiciona a la mujer de su juventud…poco a poco se está marchando y su huida nos está obligando a reconstruirnos.

Sé que aun falta una quinta transformación, de la cual ahora no puedo hablar mucho, pues quiero todavía verla de lejos. Por lo pronto la meno viene con todo, se viene anunciando y yo estoy haciendo todo lo que puedo para capotearla.💅🏻

Algo que me extraña acerca de este cambio, es que no escucho a nadie decir algo positivo de ella. Mis anteriores cambios tuvieron desafíos, pero también me llenaron de momentos memorables y gratificantes en mi vida. ¿Será que la menopausia sea tan cruel como para no dejarnos nada bueno?🤔

Espero que la meno aporte algo más a mi vida, que solo el dejar de gastar en toallas sanitarias. Desearía que esta montaña rusa hormonal me deje algo aparte de kilos extras, resequedad, pérdida de masa muscular, flacidez, fatiga…y una cantidad interminable de síntomas que no quiero ni conocer para evitar predisponerme🤯

Yo diría, que este empuje obligado de mi amienemiga para cuidar mi cuerpo y buscar el equilibrio, será algo que finalmente tendré que agradecerle🙌🏼. Desde ahora estoy tratando de verla no como una enemiga a vencer, sino como a una nueva acompañante que viene a descolocarme para que pueda desarrollar nuevos hábitos y habilidades que me beneficien a largo plazo.

En realidad, anhelo que cuando sea el dia de despedirme de mi último óvulo, pueda transicionar a una vida más mesurada, menos preocupada, más observadora. Que mi mente entienda lo que mi útero está anunciando: el tiempo de producir está culminando, por lo tanto viene la temporada de encontrar la satisfacción en el descanso, de disfrutar la vida sin prisas y hallar el bienestar del equilibrio. De verdad, espero que mi cuarta transformación, no acabe conmigo-ni la otra con mi país😆

Si estás en etapa de transformación en tu vida, recuerda que es el costo de vivir. Deja que la naturaleza sabia fluya dentro de ti y te vaya mudando: de la insensatez vibrante de la juventud, a la responsable productividad de la paternidad, del descontrol controlado de la meno y la andro, a la sabia madurez de los años dorados. Todo es un ciclo…no eres extraterrestre, no eres un monstruo-aunque en verdad a veces lo pareces😈, no te mentiré.

Solo eres un ser humano maravilloso en constante transformación, las crisis de la edad pasarán dejando nuevos aprendizajes y crecimiento personal. Nuestro poderoso Creador, no tiene prisa, todo lo hizo hermoso en su tiempo…y hay hermosura en la etapa que estés, ¡descúbrela!, ¡admírala!, ¡disfrútala!🤩

Te dejo por hoy, voy por mi shot de estrógenos y a hacer mis ejercicios del día, en lo que Doña Meno viene por mi…¡salud!🥂

INDIVIDUA

Amiga ¿hace cuánto que no tienes un tiempo para ti?, ¿recuerdas cuando tenías un nombre propio y aun no eras la mamá de…?, ¿o cuando podías tomar cualquier simple decisión como dónde o a qué hora desayunar sin tener que ponerte de acuerdo con tu pareja?, ¿a veces sueñas con tan solo poder disfrutar un rato de silencio o con la idea de que nadie dependa de ti?

Me dirijo a mi género, porque no sé en el caso de los hombres si estas ideas ocupen alguna vez su pragmático cerebro ¿o sí?

Bueno, no sé si todas las mujeres luchan con estos pensamientos. Pero al menos yo sí, después de 27 años de matrimonio, 22 años siendo la mamá de… y luego también la mamá de…, además de la mamá de… -¡ah!, pero querías tu esposito, tus hijitos y tu casita feliz ¿verdad Jenny chula y preciosa?– Y claro, no por eso dejas de ser la hija, la hermana, la amiga, la nieta y en mi caso…la esposa del Pastor. Digamos que uno de mis conflictos internos, quizá como el de muchas mujeres de familia es la ausencia de soledad 🙂

Puede escucharse ingrato, y en realidad es algo confuso. Por una parte tu familia es un gran sueño cumplido, por otra romantizaste tanto el sueño que pasaste por alto que en realidad era un proyecto de toda la vida que demandaría todo de ti.

Al iniciar este año me sentía un poco así como describía al inicio. Después de superar una pandemia en casa, irnos reintegrando al ajetreo diario pospandémico: escuelas, vida social, tráfico, actividades ministeriales, proyectos. Empecé a sentir la necesidad de tener un momento de escape. Así que, un poco antes de mi cumpleaños 46 comencé a tener la idea de festejarlo saliendo de viaje.

Muy determinada a cumplirme el deseo, ahorré algo de dinero y le comenté a mi esposo que de cumpleaños quería salir de viaje «a donde fuera», a él le pareció una idea razonable-creo que él tiene la capacidad de ver cuando mi combustible está a punto de agotarse. Llegamos al acuerdo que el «viaje a donde fuera» lo realizaría sola para no afectar el presupuesto familiar-y yo por dentro ¡Sí Señor!-.

Al principio dudé un poco en salir de viaje sola, pues en realidad siempre suelo salir en pareja o en familia. Además de lidiar con la culpa de que los demás no salieran. Sin embargo, me decidí a hacerlo. Vi mis opciones y empecé a planear un viajecito relámpago para celebrar mi cumpleaños y aprovechar a visitar a familia y amigos que no suelo ver frecuentemente.

Pues el día llegó, alisté un equipaje ligero pues mi itinerario era un tanto ajetreado y con tiempos muy específicos para aprovechar mi semana libre al máximo. Se sentía un poco extraño andar sola, tenía que estar pendiente de todo, pues mi administrador de «cabecera» o sea mi esposo-que es la persona más responsable, formal, metódica y organizada- se había quedado en casa, aunque por mensajes no dejaba de recordarme mis horarios, salidas y llegadas.

De pronto, durante esos días me di cuenta que todo resultaba más fácil y práctico; si quería comer algo simplemente lo compraba o lo preparaba sin tener que preguntar a alguien más si se le antojaba, acomodar mi maleta era muy rápido y sencillo, moverme de un lado a otro no tenía más complicación que ocuparme de mí misma, podía pasear en una tienda y ver cualquier cantidad de tonterías sin preocuparme por el aburrimiento de los demás. En pocas palabras me sentía ¡Libre sooy, libre soooy…libre al fiiin! Y bueno, lo mejor del viaje era que en casa todos estaban también sobrellevando de la mejor manera su tiempo sin la «señora histérica y regañona»

Durante esos días, volví a sentirme individua-si me permiten ustedes esta arbitraria expresión-es decir, por unos momentos pude disfrutar de autonomía, soledad e individualidad. No dejé de ser la esposa, la mamá, la hija, la hermana…, pero tuve la oportunidad de entretenerme un poco conmigo misma.

Los días volaron, los aproveché, me relajé y volví a mi casa. Obviamente hay que pagar el precio de ausentarse algunos días de la casa ¡jajaja!, gracias a Dios todos estaban a salvo, cumplieron con todas sus actividades…pero mi dulce hogar se había convertido en la guarida de los hombres-así como cuando Ken invade la casa de Barbie :)- pero bueno, como regresé con mi combustible lleno, de buena gana le entré a la canasta de ropa sucia envuelta con un Bienvenida a Casa.

En esos días recordé las veces que mi mamá gritaba: ¡¡quisiera salir corriendo de esta casa!! y en realidad, ahora pensándolo desde mi adultez creo que sí lo necesitaba. Mi mamá tenía trabajo de tiempo completo fuera de casa, cuidaba de nosotros tres, soportaba la pasividad de mi santo padre y además tenía que resolver 1,001 cosas para hacer funcionar nuestra familia.

¿Sabes?, necesitamos ser sabias en llenar nuestro combustible más a menudo. No es necesario esperar a un viaje, y es muy peligroso llegar al punto de querer salir corriendo de casa. Creo que nos viene bien, dejarnos ser individuas más a menudo. Tomarnos una pausa en un día demandante. Dedicar un día para cuidar de nosotras mismas. Cultivar un tiempo para estar a solas con Dios. A veces, esto pareciese un lujo, pero en realidad es una necesidad auténtica de la que debemos hacernos responsables nosotras mismas.

La familia, el matrimonio, la maternidad, son proyectos poderosos, requieren fuerza, constancia, disciplina; quienes somos pilares en esos proyectos debemos estar pendientes de no debilitarnos o la columna, no podrá más seguir sosteniendo el sueño.

Así que, cuidémonos para seguir cuidando, atendámonos para no estar exigiendo, conozcámonos para comprender qué es lo que necesitamos y comuniquémonos para seguir siendo efectivas.

Individua, necesitamos elegir los pensamientos correctos. No permitas que las preguntas abrumadoras, las presiones de la vida, las demandas de los que te rodean, te hagan desistir del valioso proyecto en el que estás trabajando. Mejor elige hacerte cargo, acércate a Dios, expónle tus necesidades, libérate de ese equipaje pesado que te está drenando el combustible para continuar. Planea estrategias sencillas, cotidianas y factibles para recuperarte un poco a ti misma, cuidando de tu salud emocional, mental y espiritual, para ser una individua completa y feliz.

Individua hermosa, cansada, agotada, desesperada, si sólo te queda una gota de combustible, déjame recordarte que ellos te necesitan y te necesitan bien. Está bien ser esposa y está bien ser individua, está bien ser mamá y está bien ser individua, está bien ser trabajadora y está bien ser individua. Te dejo por hoy este consejo que alguien me dio hace muchos años, espero no lo olvides: Si tú estás bien, ellos estarán bien

La Zumba

Este inicio de año tuve la oportunidad de aumentar un poco mi actividad física. Así que decidí variar mi rutina de tranquila caminata diaria por la mañana y añadirle algo más. No crean que es mi deseo natural hacerlo, la realidad es que el ginecólogo me dijo que la menopausia está muy cerca, los estrógenos se me están acabando y este puerquecito necesita una ayudadita extra.

Comencé intentando hacer gimnasio al menos 2 o 3 veces por semana. Así lo hice, me presenté con el instructor y le dije era una débil e inútil novata ¡uff! el hombre me vio con ojos de misericordia y comenzó a enseñarme a usar los aparatos. En serio, me sentí como los niños que no entienden las instrucciones del maestro. El instructor se dio cuenta que mi torpeza era en serio y pues siguió cumpliendo con su trabajo. Así que por algunas semanas persistí en mi propósito.

Mientras luchaba por encaramarme a los aparatos, no morir en el intento y asegurarme que nadie más se diera cuenta de mi incapacidad…escuchaba que del otro lado del gimnasio sonaba música a todo volumen, cambiaba de un género a otro y parecía que había un hábil dj del otro lado de la sala dirigiendo la mejor de las pachangas. En el área de fuerza todo era seriedad, cada quien en lo suyo, todos esforzados, algunos hasta con audífonos para que nadie les interrumpiese, pero cuando salía al pasillo en la sala del otro lado había muchas mujeres, había grupo, había ambiente ¡uh uh!

Mi esposo me dijo un día, deberías de ir a esa clase te haría bien, no sé por qué lo habrá dicho si por los kilos, los estrógenos o el mal humor, pero tomé en cuenta su sugerencia. Así que un día me armé de valor para ir, y ser la nueva de la zumba ¡jaja! Hacía mucho que no era la nueva en algo. Así que como hacen todos los nuevos, me ubiqué lo más atrás y cerca de la salida que pude, para poder salir rápido corriendo si era necesario 🙂

El primer día rápidamente algunas señoras muy amablemente se acercaron a saludar a la nueva o sea yo. Al comenzar la clase me di cuenta que no sería una tarea fácil para una persona con pobres habilidades psicomotoras como yo. Pero recordé que algunos expertos dicen es bueno para el cerebro, sacarlo de lo conocido, ponerlo a hacer cosas nuevas para activar las neuronas y cuantimás para alguien en la mediana edad, como esta premenopáusica que hoy escribe…

A pesar de las dificultades, en esa sala había ambiente, había alegría, había energía y eso me atrajo a seguir intentándolo. Pronto me percaté que había muchos tipos de música y canciones que en mi vida había escuchado, no soy el tipo de persona que asiste a fiestas o escucha la radio, así que mi repertorio musical comenzó a ampliarse, hasta el punto de sorprender a mi familia tarareando algunas canciones de moda 🙂

También me di cuenta que en mis clases de zumba había varios grupos de participantes. Las expertas, aquellas mujeres que ya se saben las coreografías y se sitúan al lado del maestro, por cierto son aquellas confiables de las que nos podemos copiar aquellas como yo que somos poco aptas. También se encuentra el grupo de las independientes, son aquellas que van a disfrutar la música pero hacen el ejercicio a su manera, ellas no siguen al maestro, ellas llevan su propia coreografía. Están las macheteras, ellas no tienen una habilidad natural para el baile o el deporte, pero quizá como yo quieren o necesitan estar ahí y hacen su esfuerzo con pasos poco coordinados o carentes de energía pero eso sí no faltan y completan sus rutinas con fidelidad.

Ahh y está Luci, así la llamaré para fines de este artículo. Ella es the best, perfection, la créme de la créme. Ella llega ya iniciada la clase y no importa en qué punto estemos, ella se incorpora a la perfección, entra y hasta nos hacemos a un lado para que quede a la diestra del profe. Se ubica en posición con su delgada, atlética y torneada figura, con una sonrisa simpática y amable, un outfit deportivo de ensueño y comienza a darnos una cátedra de zumba que parece una bailarina salida de su estudio de danza.

Me encanta ver a Luci, me causa admiración. trato de ubicarme en el lugar detrás de ella. Convenientemente para mi, ese lugar se encuentra en un punto ciego de los espejos en el salón. Es decir, la mayoría del tiempo no me reflejo a mí misma en el espejo, lo agradezco, pues si son ustedes capaces de imaginar una marmota gigante en shorts tratando de hacer zumba con movimientos toscos y torpes esa soy yo, ¡ah y añado con una cara de seria preocupación tratando de concentrarme en que mi pie izquierdo y mi brazo derecho se muevan en el momento correcto! ¡jajaja! Cuántos días me he reído con mi propio cerebro en mi clase de zumba.

Pero el día que casi me carcajeo en voz alta, fue el día que me percaté que gracias a estar en el punto ciego, pasé la mayor parte de la clase viendo el reflejo de Luci en el espejo. Ella haciendo su ejercicio con gracia y precisión, y yo atrás de ella pensando que la del espejo era yo…hasta qué un movimiento me hizo salir del punto ciego y descubrí una vez más a la torpe marmota güera gigante ¡ja ja ja!

¿Sabes? que bueno es intentar cosas nuevas, que bien le hace al cerebro, al cuerpo y al alma misma, situarse en escenarios distintos a los habituales pero que nos estimulan al aprendizaje y al desarrollo.

Una cosa te puedo asegurar, que todas las mujeres en esa sala reciben una gran dosis de alegría y diversión en su vida en esos 50 minutos que invierten ahí. Sobre todo yo, aunque regreso agotada y a veces un poco frustrada de no poder coordinar con precisión, esas risas en complicidad conmigo misma, la energía del grupo, lo vibrante de la música para mis sentidos y las nuevas conexiones que mis neuronas están haciendo son suficientes para intentarlo un día más.

No sé si la zumba vaya a ayudar a mis estrógenos a que no me abandonen tan pronto, pero lo que sí estoy segura es que me ayudarán a liberar endorfina necesaria para empezar mi mañana con alegría. Siempre habrá oportunidad de hacer cosas nuevas que nos hacen bien. No importa ser la nueva, no importa ser el torpe, no es necesario ser la mejor, no aspires a ser como…simplemente sigue disfrutando de la maravillosa capacidad de aprendizaje que tienes, experimenta, vive, dile Sí a lo que te hace bien. Así que….¿les veo en la zumba, en las pesas, en la natación, en el tejido, en la iglesia, en un nuevo curso o en el ajedrez? Donde sea que decidas, ¡Dale en 1, 2, 3!

  • La Cuarta transformación
    Esperaaaaa⛔️, no te vayas aún, estás leyendo bien pero no creas que he cambiado abruptamente de contenido en el blog. Simplemente pensé que este término podría ayudarme a expresar lo que está sucediendo en mi vida desde hace algunos años. No podría decirte exactamente cuando comenzó, solo recuerdo que aproximadamente a partir de mis 45Sigue leyendo «La Cuarta transformación»
  • INDIVIDUA
    necesitamos tiempos de quietud para recuperarnos a nosotras mismas y seguir adelante dándolo todo para lo que es realmente importante…
  • La Zumba
    Si tienes la oportunidad de hacer algo nuevo que te hace bien ¡tómala! No dejes que el miedo o la vergüenza te jueguen en contra…
  • La Danza de la Vida
    Hay una sinfonía que suena a nuestro alrededor indicándonos el momento de cambiar de movimiento…
  • Nuestra Gran Familia
    Hace poco conocí a parte mi gran familia extendida en Alvarado. Te comparto algo de los pensamientos que esta visita me provocó…

La Danza de la Vida

El día de ayer comenzaba de manera habitual, la única expectativa en mi mente era el cumpleaños 50 de mi hermano mayor. Me sentía agradecida por su vida, aunque vive a muchos kilómetros de distancia, el saberlo sano, acompañado de su familia y con la visita de mi mamá por algunas semanas en su casa para celebrarlo, me llenaban de suficiente contentamiento, como para calmar mi propio deseo de pasar con él esta celebración. Camino a la escuela, le mandamos mensaje, le recordé a mis adolescentes las efemérides del día 🙂 y logré que enviaran un audio a su tío antes de las 7 am ¡eso hacemos las super mamá! jajaja

Inmediatamente continué con la agenda diaria, hice un poco de caminata reflexiva, regresé a casa a desayunar y prepararme para acompañar a mi esposo a la oficina y organizar unos pendientes. Estaba por darme un regaderazo, cuando mi esposo me interrumpió con una noticia: una querida amiga de nuestra iglesia acababa de morir. Al momento sentí un poco de alivio por ella, pues llevaba meses batallando con una enfermedad terminal, los últimos días el dolor y el sufrimiento estaban siendo insoportables para ella, su familia y para todos aquellos que la apreciábamos. Saber que mi querida amiga por fin había dejado de sufrir, me provocó un suspiro de paz.

Llegamos a la oficina y me dispuse a comunicarme con los familiares de mi querida amiga para preguntar en qué podíamos apoyar, luego comencé a redactar el mensaje para avisar a los miembros de nuestra iglesia de su partida y el horario del servicio funeral. Al comenzar a escribir el mensaje, mi alivio por su partida se transformó en tristeza, se había ido alguien especial en mi corazón. Encontrarme con esa realidad, me recordó un poco su historia de vida, una vida no sencilla pero llena de la gracia de Dios.

Las actividades continuaron, pero en medio de qué comeríamos y organizar las actividades de nuestros hijos, estábamos preparando el funeral en memoria de mi querida amiga-dado que mi esposo es el Pastor de nuestra iglesia, sería el encargado de llevar algunas palabras de aliento a la familia-.

Por la tarde llegó el momento de despedirnos de ella, su familia aun tratando de interpretar este tiempo tan difícil que estuvieron viviendo a su lado. Fue un tiempo triste, vimos sus fotos y la recordamos a ella. Mi esposo dirigió un servicio en memoria, compartió con la familia la esperanza que proviene de la Palabra de Dios. Les abrazamos y lloramos con ellos.

Salí de ahí, un poco descompuesta, pensando, reflexionando…pero el día seguía y había que preparar la cena. Decidimos pasar al super de la esquina por un poco de pan. Al bajar del coche con los ojos hinchados y la nariz llena de mocos, me encontré de frente con un amigo que hace algunos años perdió a su pequeña de 4 años-por cierto, también le tocó a mi esposo dirigir ese tristísimo funeral-, pero ahora este amigo traía en sus brazos a un lindo niño de unos 3 años de edad. Al verlo le dije ¿y este pequeño tan guapo quién es?, inmediatamente él me contestó con una sonrisa es el hermano de… y mencionó el nombre de su pequeña que perdió hace algunos años. Mi mente no entendió enseguida la referencia pues estaba aun un poco dispersa, después del funeral de mi querida amiga. Mientras hacía la compra nos volvimos a encontrar y entonces comprendí la referencia, me acerqué, observé una vez más al pequeño y encontré un gran parecido con su bella hermanita y le dije a su papá: se parecen mucho y él me dijo, otra vez con una amplia sonrisa ¡¡sí, igual de traviesos!! Fue un alivio ver a este padre, disfrutar una vez más al lado de su hijo

Al salir del super recordé esta frase…

La danza de la vida encuentra sus comienzos en el dolor. Es la forma en que el dolor puede ser abrazado no por el deseo de sufrir, sino por el conocimiento de que algo nuevo nacerá en el dolor.
Henri Nouwen

Al llegar a casa, estas palabras me ayudaron a recordar que el dolor es parte de la vida, como lo son también las alegrías. Pero el dolor suele ser algo tan profundo, que tiene el potencial de transformarnos. Por eso, necesitamos aprender a fluir con la melodía que la vida nos esté indicando. Será un allegro o será un adagio, pero ambas partes son necesarias para formar una sinfonía maravillosa.

En realidad, la sinfonía de la vida no la tocamos nosotros. Hay un autor, el Autor de la vida detrás de ella. Por supuesto, en esta sinfonía no todo puede sonar alegre, dinámico, energizante y estruendoso, son necesarias las partes lentas, los silencios, las notas tristes y los sonidos casi imperceptibles…a nosotros sólo nos toca danzar, danzar de la manera más llena de gracia que podamos con los movimientos que el Autor esté indicando.

Bailemos la danza de la vida, incorporémonos suavemente a cada movimiento y deslicémonos en armonía con la canción que esté sonando, concentrémonos en el momento. Fluye, déjate llevar, cierra los ojos, agradece ser parte de esta danza y recuerda que… ¡sólo el Autor conoce cómo suena la obra en su totalidad!

Nuestra Gran Familia

¡¡La Gran Familia!! este concepto tan arraigado en nuestra cultura latinoamericana, sin el cual no podríamos concebir nuestra niñez y la vida entera. Porque para nosotros los latinos, nuestra familia núcleo no es suficiente. Valoramos tanto el ser familia, que siempre queremos más.

Por eso nuestras ocasiones especiales incluyen a tooooda la familia. Tener padres y hermanos es una bendición… pero tener primos, tíos, abuelos, sobrinos es una fiesta asegurada.

No todo es color de rosa en las grandes familias, si no échenle un vistazo a la Fam. Madrigal ¡jajaja! a la par de la diversión asegurada, están aseguradas también las discusiones, malentendidos, molestias y ofensas. Pero ¿deberíamos por estos inconvenientes renunciar a preservar a la gran familia?, en tanto que nuestra cultura se ve permeada de mayor influencia de otras culturas, podemos sin querer ir perdiendo la buena costumbre de ser parte de una gran familia.

Hace poco, decidí que era tiempo de hacer un esfuerzo por conocer más de mi gran familia. Mi gran familia hasta hace poco abarcaba parte de mi familia materna, algunos miembros de mi familia paterna y mi familia política.

Desde niña, había escuchado las historias de mi bisabuela, repetidas por mi abuela, mis tías y mi mamá. Historias de nuestra familia, algunas muy tristes que aún nos sacan las lágrimas al escucharlas y algunas otras que han partido de risa a las generaciones antes de mí. No sé si tú también creciste así, seguro tengas tus propias anécdotas de familia y relatos de tus antepasados. Entre las historias de mis antepasados, era común escuchar de Alvarado, un pueblo de pescadores de donde provienen los Tiburcio, apellido de mi bisabuela materna

A pesar de que Alvarado queda muy cerca de mi ciudad, nunca había tenido la oportunidad de ir a conocer. Algo dentro de mí, me inquietaba por visitar ese lugar que mi abuela y sus hijos dejaron atrás hace unos 80 y tantos años. Algunas de mis primas, aun mantenían contacto con la familia de mi bisabuela: los Tiburcio. Así que aprovechando un día festivo, me propuse ir con mi hermana y mi prima, a la tierra de nuestros ancestros para conocer a mi gran familia

Mi prima contactó a una tía abuela, e hicimos una cita en el parque de Alvarado. Era muy emocionante pensar en qué encontraríamos ahí. A la hora concretada, llegó una tía, luego llegó la otra con sus hijas y nietos, luego llegó una tía más con su hijo y nietos. De un momento a otro, éramos un grupo de 18 personas, en cuanto nos vimos nos identificamos quiénes éramos cada una y la rama Tiburcio a la que pertenecíamos. Las tías nos abrazaron, nos besaron y con una naturalidad increíble nos empezaron a contar sus vidas, a mostrarnos fotos de sus familias y a contarnos otras historias de familia que no conocíamos.

¡Que maravilloso es saberse parte de una gran familia! ese día fue muy especial para mi, pero se que también para mis hijos, pues ese día aprendieron que nuestras raíces son más profundas que lo que vemos todos los días. Ese día disfrutamos de una comida deliciosa con nuestra nueva-antigua gran familia de Alvarado. Todo lo que probábamos en ese lugar sabía a nuestra comida, cada platillo, bebida, postre, me transportaba al comedor de mi bisabuela y a las cacerolas de mi abuela y sus hermanas.

Al platicar con las tías y primas de Alvarado, nos veíamos como en un espejo: platicadoras, extrovertidas, sinceras, afectivas como las mujeres de mi familia. Observábamos los rasgos de familia que compartíamos, los gustos similares; aunque yo no les había visto nunca en la vida, encontraba mucho en común con ellos y con ese Alvarado que mi bisabuela dejó atrás hace tantos años.

¡Que afortunado somos de pertenecer a una gran familia! En realidad, más que una obligación social, los vínculos familiares más allá de nuestra familia próxima, nos ofrecen una gran plataforma para construir nuestra identidad y sentido de pertenencia. En un mundo tan superficial, con relaciones tan efímeras que se reducen a un like en redes sociales, es valioso saber que provienes de algo mayor.

Conocer cómo tu familia por generaciones ha superado obstáculos y sobrevivido tragedias, son la fuerza de nuestro archivo mental que nos asegura que estamos hechos de la misma madera para salir adelante. Esas historias de superación personal alimentan nuestra resiliencia. Esas anécdotas que han hecho reír a tu familia por generaciones, quizá sean las que dibujen una sonrisa en tus hijos en un día difícil.

Que las frases de familia, sigan retumbando en la mente de las próximas generaciones y sean esa voz interna, que les recuerde quiénes son cuando tengan dudas y lo que es correcto en momentos de debilidad.

Trabajemos en pro de lo que vale, de lo que perdura. Aprendamos a convivir con respeto para cuidar a la gran familia, pidamos a Dios sabiduría para unir, un corazón generoso para perdonar, compasivo para apoyar y una boca prudente para seguir construyendo familias que se extienden, que cruzan fronteras y que aseguran buenas generaciones firmes, seguras con raíces sanas y profundas.

Siga siendo la familia extendida, el sello de cultural que nos distinga y que… ¡¡Dios bendiga por siempre a Nuestra Gran Familia!!

Un ciclo escolar más…un ciclo menos +=-

En estos últimos días, hemos estado en casa preparándonos para el regreso a clases. Ya sabes, quizá al igual que tú comprando zapatos nuevos, uniformes, útiles escolares, libros, lonchera, mochila y todas aquellas cosas necesaria$$$ para la vida escolar institucional-¡siii, en estos momentos también digo por qué no los educo en casa!!, entonces recuerdo mi salón de clases en pandemia y uff, mejor regreso a checar si algo falta en la lista de útiles

Como me gustaría tenerte ahora frente a mi, para preguntarte ¿en qué ciclo escolar vas como papá? Haciendo cuentas, mi esposo y yo, estamos iniciando nuestro ciclo escolar número 19, me parece casi increíble cómo hemos podido hacer esto tantas veces, sin volvernos locos, ¿o quizá sí?

Durante este ciclo escolar, nos encontraremos gestionando 3 niveles educativos: secundaria, prepa y universidad. Debo admitir, que aun las obligaciones como padres son variadas y desafiantes, pero dadas las edades de mis hijos ya son mucho más autónomos en su desempeño escolar.

Sí, aun preparamos desayunos y nos encargamos del transporte y algunas cuestiones administrativas y de supervisión. ¿Pero que tal, cuando estábamos en preescolar y primaria? Sin duda, era todo un desafío logístico llegar a la escuela, tareas escolares, actividades extracurriculares, uniformes listos, compras de materiales de última hora y todo ese caos maravilloso que implica la escuela tradicional que todos conocemos.

¿Sabes? haciendo cuentas, aun nos faltan 10 ciclos escolares más en casa, para completar el proyecto escolar de nuestros tres hijos…¡ay nooo! eso me pasa por no tenerlos de corridito. Esto quiere decir que el ciclo se repetirá primero Dios, 10 horrorosas veces más jaja

Pero un dia, los ciclos escolares de mis hijos y de los tuyos terminarán. La.semana pasada, me acerqué a la directora de la primaria de mi hijo más pequeño para agradecer todas sus atenciones durante su educación. Al cerrar la puerta de la dirección, me percaté que nunca más tendría que entrar a ella, la puerta de primaria se clausuró ya, en nuestro proyecto de familia. No volveré a estar ahi para recibir boletas, para atender quejas de mal comportamiento, para preguntar sobre el avance de mis niños. Ese nivel escolar en nuestro caso acaba de caducar.

Hace un rato, estaba precisamente haciendo revisión de uniformes, saqué un par de pequeños calcetines azules. Algo en mí quería que unos piecitos hermosos, regordetes y sin malos olores apareciesen por ahí para usarlos, pero…gracias a Dios, la nostálgica idea salió de mi cabeza cuando un golpe de realidad me recordó lo abrumada que me ponía cada vez que tenía que armar pares de los calcetines de 3 diferentes tallas y del mismo color, cuando los 3 niños usaban el mismo uniforme. ¿Cómo puedo explicarte que esa tarea cotidiana era más desafiante que cualquier ejercicio de gimnasia cerebral que haya hecho en mi vida? Ese recuerdo, me reeencontró con mi presente realidad y activó en mí, el agradecimiento de haber concluido esa etapa.

En realidad, pocas veces pensamos antes de tener en hijos, en el gran proyecto que significan en nuestra vida adulta. Criar y educar un hijo, es una carrera que por lo menos va a requerir de nuestra dedicación unos 23 años. Serán hijos toda la vida, pero el proyecto formativo nos mantendrá ocupados un poco más de 20 años. Tener hijos, es más que la emoción de imaginar a quién se parece en la ecografía y de planear un baby shower precioso, los hijos son un proyecto a largo plazo, un proyecto serio y demandante.

Pero hoy escribí, solo para animarnos. Para animarte a ti y para animarme a mi. Para echarnos porras, para entusiasmarnos un poquito. Papá, mamá, no importa cuántos ciclos escolares más nos falten para completar, en el proyecto de educación formal de nuestros hijos. ¿Sabes? ahora faltará un ciclo menos, quizá el recorrido aun se vea lejano pero…

Cada año, cada nueva lista de útiles, cada semana interminable, cada día de locura, cada batalla contra el tráfico, cada emparedado que cae desparramado la lonchera, cada cartulina que nos olvidamos por comprar, cada cita con un profesor frustrado, cada despertador que no sonó, cada huella de lodo en las escaleras después del futbol, cada berrinche por ir a la escuela, cada presentación esplendorosa de tu cachorro, cada rutina tediosa, cada olvido, cada acierto…es un paso más y en realidad un paso menos que nos queda por dar.

Así que con todo el corazón, nos deseo que este sea un loco, maravilloso, esforzado, inspirador, ajetreado, memorable, abrumador y bendecido ciclo escolar para tu familia ¡¡Enfoquémonos en resolver el día de hoy, que el mañana ya nos alcanzará a la vuelta de la esquina!!

adiós Amor Bebé Caos Casa Ciclos Cierre Confianza Contentamiento Craneosinostosis Cuarentena cuerentena Desapego Destino Dificultades Dios Duelo Enamoramiento Escafocefalia escuela Esperanza Familia Futuro hijos Identidad Iglesia inspiración Lactancia Mamá mamádeniños mamás Mariposas Matrimonio menopausia Mujer Niñas papás Paternidad Presente Propósito Proyecto de Vida Romance Sueños Vida virus

La Cuarta transformación

Esperaaaaa⛔️, no te vayas aún, estás leyendo bien pero no creas que he cambiado abruptamente de contenido en el blog. Simplemente pensé que este término podría ayudarme a expresar lo que está sucediendo en mi vida desde hace algunos años. No podría decirte exactamente cuando comenzó, solo recuerdo que aproximadamente a partir de mis 45…

INDIVIDUA

necesitamos tiempos de quietud para recuperarnos a nosotras mismas y seguir adelante dándolo todo para lo que es realmente importante…

La Zumba

Si tienes la oportunidad de hacer algo nuevo que te hace bien ¡tómala! No dejes que el miedo o la vergüenza te jueguen en contra…

Una Pequeña Nube

Hace 7 años que recibí esta nota de la maestra de uno de mis hijos…no sé si pueda expresar por escrito lo que significaron estas palabras para mi. Solo puedo compartirte, que desde ese día, esa nota está clavada en mi pizarra de pendientes que tengo en la cocina. Como podrás apreciar, la profesora en ese entonces de 3er grado de mi hijo, lo único que me decía era que mi hijo llevaba 2 días, ¡¡sí leíste bien!! 2 días mejorando su conducta.

Quizá mi respuesta casi eufórica a esa nota, suene desproporcionada, pero para ponerte en contexto, desde que el ciclo escolar comenzó habíamos recibido casi diario reportes negativos acerca de la conducta del niño en la escuela, en realidad, desde el ciclo anterior veníamos batallando bastante en cuestiones académicas…me sentía completamente incompetente en mi papel de madre, pues sentía que todo lo que hacía por tratar de ayudar y bien criar a mi hijo resultaba inútil.

Quería entender al niño, comprender a la maestra, a la escuela y poder obtener la fórmula perfecta que resolviera estos dolores de cabeza. Mi licenciatura en pedagogía, no me servía de nada. Implementaba mil y una ideas y el resultado seguía siendo igual de desastroso…entonces llegó la histórica nota de la maestra Xóchitl.

Esos dos días que ella describía positivamente, significaban una pequeña victoria, mentiría si te dijera que todo se resolvió en las semanas siguientes. En realidad no, tuvimos más dificultades, pláticas, citas con maestros, con psicólogos, especialistas, libros…días mejores y peores. Pero esas palabras las tomé para mi, como esa pequeña nube que la biblia relata que Elías divisó a lo lejos, cuando postrado clamaba por una lluvia abundante que diera fin a la sequía en Israel.

Me encanta esa historia bíblica por los detalles que aporta, nos narra que Elías estaba completamente humillado en lo alto de un monte, oraba por lluvia y enviaba a su criado, a que checara el horizonte, en busca de algún cambio que indicara lluvia, 6 veces volvió el criado sin novedades…pero la séptima vez dijo: allá a lo lejos, veo una pequeña nube del tamaño de la mano de un hombre…¡¡ay, ay, ay!! esa nube fue suficiente para que Elías estuviese convencido que ¡la gran lluvia venía, el fin de la sequía estaba por llegar, la respuesta a su clamor había sido dada!

Eso fue ese recado para mi, un recordatorio, de que la respuesta iba a llegar, que cosecharíamos un buen fruto, que no importaba cuántas veces más tuviese que seguir esperando, pero que la lluvia vendría…y así colgué esa nota, como un pequeño e insignificante trofeo, pero que me ha motivado a perseverar, a tener esperanza en el futuro, a no darme por vencida, a no permitir a la negatividad apoderarse de mi…al menos no todos los días ¡ja! Quizá estés pasando temporadas así en tu vida personal, familiar, laboral, de pareja y estés esperando esa nubecita que te anime a continuar.

¡Ánimo, ten fe! quizá la nube está por ahí y aun no la has visto. Sube al monte, clama a Dios, entrégale tu situación y asómate otra vez, te aseguro que si perseveras, insistes y confías, Dios te mostrará quizá de una manera sencilla como a mí, la grandiosa respuesta que Él está preparando en los cielos para aquellos dispuestos a esperar en Él.

Una pequeña nube, puede ser el motor que te impulse a continuar un trayecto difícil. Una pequeña nube, puede ser ese necesario vaso de agua en el desierto que cual viajero agotado necesitas. No desprecies esas nubecitas, esos chispazos de esperanza, esos sencillos pero poderosos indicadores que te aseguran que vas por el camino correcto.

Una pequeña nube, es una palmada en la espalda que viene de Dios, es un cariñito de cielo, es una mirada de aprobación y una valiosa palabra de validación del Padre, para no desistir, para perseverar, para levantarse una vez más, para volver a tocar puertas, para sembrar un poco más. Una pequeña nube, nos avisa que ciertamente la lluvia viene…. ¡y sí, viene para empaparte de bendición!

¡Anda! vamos al peluquero

Era una temporada difícil en mi vida, de esas veces que las desgracias se suceden unas a otras…yo les llamo épocas en que «hasta se descompone la lavadora».

No sé si ya te ha tocado vivir esas temporadas, pero al parecer a los electrodomésticos les gusta dejar de funcionar en los momentos de más tensión en nuestras vidas.

Me sentía triste, preocupada, con mucha incertidumbre acerca de mi futuro, vivía en otro país; lejos de mi círculo cercano, y además ¡estaba embarazada! Mis hormonas estaban funcionando al 100, por lo que me encontraba altamente sensible ¡ufff!

Ahí andaba lloriqueando por todos lados, cuando en eso recibí una llamada. Era Natasha: una amistad que estaba desarrollando en mi nuevo lugar. Con su hermoso acento andaluz mezclado con mexicano -sólo cuando hablaba conmigo-, me hizo una invitación: vamos al salón de belleza…¿Qué? en esos momentos, lo menos que había pensado era ir al salón de belleza, había cosas realmente más importantes y trascendentales que resolver en mi vida. Sin embargo, ella resuelta me dijo: anda, mañana paso a por ti, para ir al peluquero.

Natasha prometió pagar por el corte de pelo, así que no pude negarme. Después de todo, esa invitación se sentía como una bocanada de aire fresco en ese momento.

Al otro día, ella llegó a la hora convenida, pasamos un divertido día de salón de belleza, seguido de un lindo tiempo de plática en el café.

Han pasado 15 años de esa invitación…el bebé nació, la temporada difícil cesó, la vida se resolvió, incluso dejé de vivir en esa ciudad y no he vuelto a ver a Natasha hasta el día de hoy, pero de esa nueva amiga aprendí una verdadera lección.

¿Sabes? Aún cuando todo en la vida está al revés y no sabemos por dónde comenzar, vale la pena salirse del escenario caótico y darse el tiempo de disfrutar de las cosas y situaciones ordinarias de la vida.

Aun cuando hay desastre, no todo es desastroso. En la incertidumbre, también hay esperanza. En la tristeza, aun puede haber risas. Y en un día difícil, puede aparecer el mensaje de alguien dispuesto a despejar tu mente aunque sea por un momento, para poder retomar el aliento y enfrentar la vida otra vez.

Quizá, al leer estas líneas, tú mismo has recordado a ese amigo o familiar que te ha llenado de optimismo en la adversidad. De hecho, yo misma he recordado a muchas personas valiosas que han sido eso para mi. Esa persona que te ha sacado una carcajada en tus horas más tristes, ese buen amigo que te ha dado el abrazo que necesitabas, ese alguien que te ha extendido su ayuda en momentos difíciles…

Todos necesitamos esa red de apoyo, esos seres humanos empáticos que ven más allá del dolor y tienen la capacidad de acercarse, y darte una palmada que te despeje, que te aterrice, que te impulse a ver más allá del horizonte.

Pero también nosotros, necesitamos ser «ese alguien» que está dispuesto a permanecer cerca y sostener a quien está pasando por un bache en el camino. Seamos ese amigo o esa amiga, capaz de traer un cariño del cielo a quien le parece que el cielo se ha cerrado. Sólo necesitamos abrir los ojos «al otro», a su necesidad y al verla, abrir nuestros brazos compasivos, listos para contenerle en su hora difícil. Una oración, un mensaje, un regalo, un abrazo, o sólo nuestra presencia pueden hacer la diferencia y traer color en medio de un proceso doloroso.

¡Que bien hace al alma, compartir las cosas placenteras y ordinarias de la vida! Aun cuando la estemos pasando mal, démonos el permiso aunque sea por un instante de pasarla bien. Y también seamos sensibles para proveer al alma abatida, la oportunidad de descansar por un momento, de tomarse un respiro, de recuperarse.

Sí, esa ida al peluquero me enseñó este secreto. Mi amiga Natasha, me enseñó mucho, en ese pequeño pero grande acto de bondad, empatía y compasión.

¡Vamos! Aunque estés pasándola mal, prométeme que aceptarás esa salida: el café con un amigo, nadar en la playa con tus amigas, caminar en el parque con tu pareja, ver una peli con tus hijos…

Cualquier problema que estés enfrentando, seguirás teniendo tiempo de resolverlo; pero cuidado, no hagas del problema el centro de tu existencia. Déjate ser mimado por Dios, Él usará a muchos, incluso quizá a quien menos te imagines para traer fuerza y descanso a tu vida.

Así que anda, sé quien cuida y sé quien se deja cuidar, quien contiene y quien se deja contener, quien apapacha y quien se deja apapachar. Permítete ser vulnerable ante otros, y permítete ser empático a la situación de otros. Y que este maravilloso intercambio, nos recuerde que nuestras vidas están en manos del Dios de amor quien nos provee de todo lo que necesitamos en cada tramo del viaje.

¡Siiií, vamos al peluquero! ¡Siiií, invitemos a alguien al café! Después de todo la vida fluye mejor con el cabello arreglado y una buena taza de café ¿a poco no?